CONÓCEME

Soy Raquel Pachas Serrano, la psicóloga de esta web. Cuento con una especialización en Psicoterapia Psicoanalítica y desde que inicié la práctica de la psicología, hace 31 años, he acompañado a cientos de personas en su crecimiento personal. Juntos atravesamos sus traumas, vivencias dolorosas, sufrimientos, miedo para iniciar y continuar con la ayuda psicoterapéutica; pero que al final, el esfuerzo les ha permitido superar el dolor en sus vidas y Estar Bien.
Las personas que he atendido y las que actualmente van a mi consulta son el principal motivo para seguir preparándome. Después de mi licenciatura dediqué cuatro años a mi formación en psicoterapia psicoanalítica y, posteriormente, dos a la maestría. Dedicarme a las personas siempre me inspira a la actualización permanente.
Como apreciarás, la combinación de años de experiencia y conocimientos me permitirán ayudarte en el camino hacia un estar mejor. No necesitaremos consejos mágicos ni tips, pero sí un claro sentido de realidad y honestidad. Tomaremos el tiempo necesario para que juntos podamos pensar los nudos tejidos en tu mente y alma a lo largo de tu vida y, así, luego empezar a desatarlos.
Si sientes que ya no puedes dominar la ansiedad o la depresión, o si algunos traumas de la infancia se refrescan en tu mente o en tus sueños, o si quizás eres de las personas que sienten en el pecho un fuerte vacío y la falta de amor de pareja y/o de tus familiares, estoy aquí para ayudarte a recuperar tu estabilidad emocional, superar tus traumas, lograr que te sientas más seguro y amado por ti mismo y tus seres queridos.

Image

ANSIEDAD EN TIEMPOS DE COVID-19

Después del confinamiento donde tuvimos tiempos muy breves para salir de casa y escasos espacios de esparcimiento, quizás ahora estás empezando a aturdirte o empeorar tu bienestar y tranquilidad.
Sientes que discutes y peleas con las personas que convives porque ellas no se cuidan como tú lo haces. Incluso, sientes que han empezado a descalificarte con comentarios que te humillan. Notas que tus cuidados de limpieza ocupan gran parte de tu tiempo y que incluso te han provocado daños físicos y emocionales. La confusión cuestiona si estás protegiéndote adecuadamente contra el covid-19. Crees que todo lo intentado con esfuerzo para conquistar la calma, la tranquilidad y la persona que eras antes de la pandemia no es suficiente.
Ante esa situación, primero debes entender que no eres la única persona en esta condición y a lo mejor crees que este malestar que vives lo desató la pandemia. ¿Quieres Estar Bien y volver a ser la persona que eras antes?, ¿Deseas entender qué sentimientos o qué mensajes te comunica tu cuerpo y tu mente?
¡Para eso estoy aquí! Para escucharte y juntos revisar, reflexionar, comprender por qué te encuentras en esa situación impensable para ti. Los cambios que deseas requerirán compromiso y tiempo. También es importante decirte que las mejoras no serán mediante consejos porque lo esencial es revisar cómo se ha tejido tu mente, cómo se construyeron tus vínculos con los otros y contigo mismo. Así, juntos entenderemos por qué la pandemia ha activado tal estado en ti.
En las sesiones dedicadas a mirarte, te darás cuenta de que nuestros diálogos te aliviarán de la carga inmensa de ansiedad y empezarán a clarificar tu camino a Estar Bien.
Al comienzo dará un poco de miedo. No creas, a mí también. Pero estoy dispuesta a aceptar este nuevo desafío. ¡Seguro que lo logramos juntos!

Image

Personal de salud de primera línea
Los factores de riesgo psicosocial: causas y efectos (parte 2)

El efecto psicológico al que nos referimos se llama ansiedad y algunos autores la consideran como sinónimo de angustia. Básicamente, es un “estado emocional desagradable en el que hay sensaciones de peligro amenazador caracterizado por malestar, tensión, aprehensión” (Freedman y Kaplan, citado por A. Panceira, 1997). La Psicología profunda reconoce varios tipos de angustia, pero en esta ocasión, trataremos el tipo de angustia señal y la angustia traumática.
Esta angustia señal se refiere a la capacidad de anticipación en función del aprovechamiento de las experiencias vividas, que precisamente se activa para prevenir el peligro y preparar al aparato psíquico para enfrentarlo. Para una mejor comprensión vale detenernos en la etimología de la palabra angustia que proviene del latín “angustus”, cuyo significado es estrecho, angosto, y es la vivencia de la estrechez física y psíquica lo que la caracteriza. La angustia está más relacionada con el componente orgánico-visceral, temor indefinido a algo futuro, paralización vital, actividad inhibida.
El virus SARS-CoV-2 ha activado, en un primer lugar, la angustia señal y en los momentos en que ha extremado nuestra capacidad de respuesta por la magnitud del evento, se da un tránsito hacia la angustia traumática, dado a que nos toma de improviso, incrementando los estados de tensión al punto que nos deja sin respuesta, paralizados y sin poder controlar lo inesperado, puesto que el virus carece de un comportamiento definido y cuando lo tiene no suele ser determinado lo que se espera de él, lo que incluye una espera tensa, una amenaza indefinida que puede concretarse en el anticipo de una catástrofe inminente conocida o desconocida (Guiraud). Para el psicoanalista francés F. Pasche, la angustia vivida es un juego que tiende a la vida y, al mismo tiempo, tiende a la muerte.
La angustia trae consigo sentimientos de miedo y contradictorios. Afrontarla y manejarla dependerá de la historia personal, de la estructura de la personalidad y de los recursos psicológicos que cada uno tiene para hacerle frente. Por ser un sentimiento insoportable suele transformarse en miedo, que es mucho más manejable. Por su intensidad es un sentimiento inevitable que puede ser puesto al exterior bajo contenidos psicológicos, argumentos que pueden significar un alivio o evitación.
Asimismo, durante la angustia se llega a experimentar sentimientos y pensamientos conflictivos, se teme al contagio y a la vez a la muerte de sí mismo y de los suyos, se desea evitar o salir de la situación que es sentida como una amenaza, al mismo tiempo se siente el compromiso, la responsabilidad y el desafío de dar cara al trabajo bajo condiciones laborales que pudieran ser sentidas inseguras. La angustia se está volviendo pandémica con un sentimiento de incertidumbre, impotencia e imprevisibilidad (E. Cabazat).
Es ahí donde la ambivalencia se hace presente. Frente a los pensamientos y sentimientos contradictorios que pueden surgir en torno a la vocación en salud, nuestro interés básico es ayudar, curar, sanar y de ese resultado salir satisfecho y contento. Sin embargo, la ayuda y cura al paciente podrían traer incluso el contagio y conllevar a la muerte, de tal forma que la ambivalencia podría estar producida por la ambigüedad de no saber si me contagio o no; por lo tanto, las contradicciones en la psique suelen ser consecuencia de la incertidumbre, ¿atender o no atender?, ¿sanar o contagiarme?, ¿cómo desarrollaría la enfermedad?, ¿a cuántos de mi familia contagiaré? ¿sobreviviré, sobrevivirán o moriremos?, no quiero o no es el momento para morirme. Y esta situación ya ha ocurrido con nuestros compañeros de trabajo, sean choferes, vigilantes, auxiliares, técnicos, farmacéuticos, administrativos, enfermeros, obstetras, médicos, psicólogos, biólogos, etc.
A causa de la ambigüedad muchas veces no se puede pensar ni actuar con claridad. Es el deseo de cuidarse a sí mismo con la actitud inconsciente de alejarse y a la vez el deseo consciente de atender y cuidar al paciente. Con todo lo casi traumático vivido es el seguir para adelante sin tampoco darnos tiempo ya sea para acompañar o para estar en las despedidas y duelos de nuestros seres queridos o compañeros de trabajo.
Las personas creen que deben reprimir sus emociones y sentimientos contradictorios porque deben de tener un comportamiento políticamente social volviéndose ambivalente: manteniendo al paciente infectado distante ya sea con frases como “crees que voy a gastar una prueba en ti” o no dando cuenta de signos y síntomas que requieren de hospitalización, como podría ser un nivel de oxigenación en la sangre de 80, tomados por el deseo urgente e inconsciente que el contacto con el paciente contagiado sea breve y a la vez ayudarlo. Las emociones y sentimientos contradictorios generan un fuerte desgaste mental y fatiga laboral, nos invade la sensación de pánico que alude al terror de la muerte sin tener que referirnos a una estadística de muertos reales, sino a una muerte que contagia de muerte. (C. Gugliari)
En estos tiempos, es imposible no tener señales de angustia, que sea pequeña, mediana o enorme o que sea imperceptible y actuada dependerá de nuestra historia personal, nuestro contexto actual, económico, de nuestra personalidad y de alguna manera también del tope o límite sobre lo acumulado que hemos ido guardando, muy independiente de una fuerte personalidad. Esas ansiedades guardadas son las que más tarde nos traerían de algún modo dificultades que pueden expresarse en el entorno laboral a través de ausencias, cambios de horarios, disgustos, molestias, riñas entre compañeros de trabajo, o también en el hogar.
Las ansiedades guardadas también pueden ser expresadas en depresión, hipocondría, ataques de pánico, riesgo suicida, síntomas corporales, desencadenamiento de enfermedades orgánicas que estaban latentes, nuevos conflictos de relación más intensos e incluso accidentes laborales o domésticos pueden ser ocasionados por una intensa angustia sin tramitación. A veces enfermarse es un modo de resolver la angustia insoportable. No hay persona que pueda vivir tiempo prolongado inmerso en la angustia, eso ineludiblemente derivará en algo peor si no se lo trata adecuadamente y a tiempo. Por eso no deberían minimizar sus efectos.
La angustia al ser un sentimiento que puede virar de una escala abstracta hacia una percepción física hay personas que la sienten como una opresión en el pecho. Cada uno tiene como un lugar puntual en el cuerpo donde se le hace más palpable el estado de angustia.

Cuidarse y cuidarnos
Por lo expuesto, es necesario atender la angustia. Un camino puede ser dar prioridad a tener equipos de protección, brindar alimento en las guardias o procurar no exceder las horas de guardias (hay registro de turnos de más de 20 horas, es bueno recordar que los tiempos de descanso son necesarios).
Es sabido que un bebé recién nacido bien atendido está destinado muy probablemente a la muerte si no se le acaricia, mima y ama. No solamente necesita ser asistido médicamente, ser alimentado o arropado, necesita ser amado dado que los seres humanos somos ante todo seres sociales que necesitamos del otro, del contacto, de la aprobación, del cariño, de un beso, de un abrazo.
Hoy la conducta de rodearnos y de poder abrazarnos está restringida a pesar de ser una necesidad básica como la de abrigarse, comer, dormir. Sin la sociabilización no podemos sobrevivir. No tener ningún tipo de relación ni sentirnos escuchados y atendidos nos hace muy mal, nos deprime, nos genera angustia, nos genera tristeza, nos genera falta de ganas, nos afecta el sistema inmunológico. Hay gente que vive sola y está privada de todo eso.
En consecuencia, en momentos de urgencia o eventos de duelo es importante y de mucha utilidad organizar encuentros o grupos de apoyo que puedan ofrecer al equipo de salud un espacio para expresar las tristezas, frustraciones, sentimientos contradictorios sentidos. Hablar y compartir los sentimientos en momentos de crisis ayuda a elaborar, tramitar y transitar por emociones penosas, asimismo a conectarse consigo mismo y con el grupo de tal forma que estas vivencias compartidas permitan generar vínculos sólidos, necesarios en estos tiempos.
Mantener de forma periódica y constante reuniones con el equipo de trabajo con la finalidad de tener un espacio de escucha es de mucha ayuda porque expresa el interés y cuidado en un “nosotros”. Es sustancial darle curso a las ansiedades y sentimientos contradictorios en un grupo que cuida y sostiene en lo emocional.
En ese sentido, son importantes los momentos de acompañamiento con colegas, compañeros y/o familiares. Cuando algo escapa de nuestras manos, es sustancial recordar que la Estrategia de Salud mental cuenta con los Equipos de Apoyo Psicosocial para el personal que labora en primera línea. Si por razones personales no se tiene la suficiente confianza para acudir a un compañero de trabajo, se puede contactar a un profesional psiquiatra o psicólogo de otro centro, red o institución especializada.
La ayuda profesional especializada permite que las ansiedades puedan ser elaboradas y tramitadas para que no desencadenen cuadros de estrés, síndrome de agotamiento laboral, hipocondrías, depresión o suicidio.

Image